Dos de los 210 cerebros disponibles en el Banco de Cerebros del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) de Madrid son de leoneses.Dos de los 210 cerebros disponibles en el Banco de Cerebros del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) de Madrid son de leoneses.Las dos extracciones se han realizado en los dos últimos años —uno por año— y corresponden a personas que arreglaron los papeles para donar sus cerebros tras su fallecimiento. Pero los investigadores esperan más de los responsables sanitarios de León y de los leoneses. Necesitan cerebros, sanos y enfermos, en los que encontrar las claves para acabar con las enfermedades neurológicas, como el alzhéimer, la plaga de este siglo que va en aumento. Y los leoneses están concienciados. En el último año, medio centenar de personas han acudido al Centro Alzhéimer, volcado en la labor de concienciación, para interesarse por los trámites.
Pero la ausencia de una logística asistencial obliga a trasladar los cadáveres a Madrid, lo que frustra las voluntades de los donantes y sus familias. El director del Banco de Cerebros de la Fundación CIEN, Alberto Rábano, que tiene registrados a 750 donantes de toda España —70 de Castilla y León— se ha entrevistado en varias ocasiones con las autoridades sanitarias de la provincia para alcanzar acuerdos que permitan disponer de una logística de trabajo para la extracción de los cerebros en el Hospital de León, pero los encuentros no han dado su fruto. En cambio, si se han cerrado convenios con los hospitales de Burgos, Valladolid, Segovia y Soria. «Ahora que han acabado las obras del Hospital volveremos a retomar las conversaciones», asegura Rábano. «La extracción es una autopsia limitada del sistema nervioso. La hacen los forenses. El problema surge si el donante muere fuera del hospital. Ese tema no lo tenemos solucionado. Para la extracción del cerebro necesitamos que pasen doce horas como mucho. Y trasladar el cadáver desde León a Madrid no resulta viable por su alto coste», asegura Rábano. Los responsables de la Fundación CIEN barajaron instalar en León el Banco de Cerebros que finalmente fue a Salamanca, por contar con un Instituto de Neurociencias. A este centro se trasladaron los cadáveres de los donantes de la Comunidad hasta el 23 de diciembre, fecha en la que la crisis ha impedido mantener el contrato del coordinador, preparado en los laboratorio de Rábano, que extraía los cerebros, hacía el tallaje para la investigación y almacenaba las muestras en el Banco de Cerebros. «Impasse» en Salamanca. «Estamos en un impasse», asegura una de las responsables del instituto charro, Raquel Rodríguez, «La logística continúa, pero hasta que consigamos otro coordinador los cadáveres se trasladan a Madrid, para evitar que desde que se hace la extracción hasta que se realiza el tallaje para su conservación se pierda calidad en las muestras». «Hemos trabajado y peleado mucho por este proyecto», asegura Rodríguez, «esperamos contar pronto con el coordinador». Es este periplo lo que frena a las familias y abre una brecha de incertidumbre en los posibles donantes. «El año pasado tuvimos una donación frustrada en León», asegura Alberto Rábano, «intentamos llevar el cadáver a Gijón, donde sí hemos establecido convenios, pero la famila, al ver las complicaciones y que el proceso se alargaba, se echó para atrás». La gerente del Centro Alzhéimer, Flor Juan, espera que los responsables sanitarios y la Fundación CIEN alcancen un acuerdo, «necesitamos ese recurso, hay muchos leoneses que quieren donar, pero les frena el pensar que su cadáver va a ir de un lado para otro».